27.1.11

Tumba de Alejandra Pizarnik en La Tablada


... La luz mala se ha avecinado y nada es cierto. Y si pienso en todo lo que leí acerca del espíritu... Cerré los ojos, vi cuerpos luminosos que giraban en la niebla, en el lugar de las ambiguas vecindades. No temas, nada te sobrevendrá, ya no hay violadores de tumbas. El silencio, el silencio siempre, las monedas de oro del sueño.

Hablo como en mí se habla. No mi voz obstinada en parecer una voz humana sino la otra que atestigua que no he cesado de morar en el bosque.

Si vieras a la que en mí sin ti duerme en un jardín en ruinas en la memoria. Allí yo, ebria de mil muertes, hablo de mí conmigo sólo por saber si es verdad que estoy debajo de la hierba. No sé los nombres. ¿A quién le dirás que no sabes? Te deseas otra. La otra que eres se desea otra. ¿Qué pasa en la verde alameda? Pasa que no es verde y ni siquiera hay una alameda. Y ahora juegas a ser esclava para ocultar tu corona ¿otorgada por quién? ¿quién te ha ungido? ¿quién te ha consagrado? El invisible pueblo de la memoria más vieja. Perdida por propio designio, has renunciado a tu reino por las cenizas. Quien te hace doler te recuerda antiguos homenajes. No obstante, lloras funestamente y evocas tu locura y hasta quisieras extraerla de ti como su fuese una piedra, a ella, tu solo privilegio. En un muro blanco dibujas las alegorías del reposo, y es siempre una reina loca que yace bajo la luna sobre la triste hierba del viejo jardín. Pero no hables de los jardines, no hables de la luna, no hables de la rosa, no hables del mar. Habla de lo que sabes. Habla de lo que vibra en tu médula y hace luces y sombras en tu mirada, habla del dolor incesante de tus huesos, habla del vértigo, habla de tu respiración, de tu desolación, de tu traición. Es tan oscuro, tan en silencio el proceso a que me obligo. Oh habla del silencio...




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Imagen: fotografías de la tumba de Alejandra Pizarnik en el cementerio judío de La Tablada. Fotografías de Sergio Velázquez (halladas en Facebook/AlejandraPizarnik), Rocío Farfán (hallada en Lima gris) y Vanessa Ragone (hallada en Videoteca de Humanidades).
Video: "Pavana para una infanta difunta" de Maurice Ravel, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Boston bajo la dirección del maestro Seiji Ozawa.
Texto: fragmento de "Extracción de la Piedra de locura" de Alejandra Pizarnik.

25.1.11

Alejandra Pizarnik. Iconografía

Prólogo de Patricia Venti para Alejandra Pizarnik. Iconografía


Alejandra Pizarnik es una leyenda de la literatura argentina moderna. Este libros es una edición limitada que reúne por primera vez diversas fotografías tomadas a lo largo de 36 años de la vida (sic.) esta extraordinaria poeta argentina.
[...]Como podemos apreciar en muchas fotografías, Alejandra era bajita, con manos y pies pequeños, ojos claros, el cutis estragado por el acné y por sus uñas. Durante la adolescencia usaba alambre en los dientes, caminaba casi en punta de pies, con los hombros encogidos; la marcha era su distintivo, pasos muy cortos, algo furtivo y gracioso. Su voz era profunda y tartamudeaba un poco. Entre los quince y los diecisiete años tuvo la pasión de las fotos. Se sacaba fotos carnet (sic.), fotos placeras, fotos de salón. Era fotogénica y creo que la media sonrisa que hay en las de esa época la definen. En cuanto a su vestimenta, cuando iba a una fiesta, usaba un traje gris de franela y un vestido negro. Ella, al contrario de lo que se ha dicho, se preocupaba por la apariencia. Se iba de tiendas con las amigas a buscar ofertas, era clienta asidua de un almacén en la Avenida de Mayo, donde vendían solo ropa de hombre. Alejandra no se maquillaba, pero se ponía aceite de ricino en las pestañas y en los labios un rosa casi blanco.

Texto: Alejandra Pizarnik. Iconografía. Patricia Venti.
Imagen: portada del libro Alejandra Pizarnik. Iconografía de Patricia Venti.

11.1.11

El perrito de A.: Príncipe Tutú del Monte...

Martes, 20 de abril [1965]
[...] El perrito de A.: Príncipe Tutú del Monte. ¿Qué tiene que no dejo de pensar en él? ¿Por qué lo acaricié y le sonreí? ¿Qué hay en los perros que no hay en la gente? Nunca conocí a nadie que me suscitara deseos irrefrenables de sonreírle y acariciarle. Éste es el misterio de Tutú del Monte.

Nota (texto): Diario de Alejandra Pizarnik.
Nota (imagen): Arte de Briton Rivière.

6.1.11

Ven a mí, ahora que nadie nos ve...

28 de julio [1962]
Quise decirle: "Ven a mí, ahora que nadie nos ve, ahora que lo verde de este maléfico jardín entró en la austeridad anónima de una noche de verano. Ven a mí: si vienes, las estrellas seguirán siéndolo, la luna no se cambiará con colores ultrajantes ni habrá metamorfosis dañinas. Nadie verá que tú vienes a mí. Ni siquiera yo, pues yo ya estoy muy lejos, yo ya estoy en otro mundo, amándote con una furia que no imaginas. Ven a mí si quieres salvarte de mi locura y de mi rabia, ten piedad de ti y ven a mí. Nadie lo sabrá, ni siquiera yo, pues yo estoy vagando por las calles de otra ciudad, vestida de mendiga vieja, acoplando tus nombres a canciones obscuras que son como puñales para fijar mi delirio. Mi sangre, mi sexo, mi sagrada manía de creerme yo, mi porvenir inmutable, mi pasado que viene, mi atrio donde muero cada noche. Oh ven, nada ni nadie lo sabrán nunca. Aun cuando yo no lo quiera ven. Aun cuando yo te odio y te abandone, ven y tómame a la fuerza".
Nota (texto): Fragmento de una entrada del Diario de Pizarnik
Nota (imagen): Arte de Alfred Weissengger. Tomada del blog Noctambulario II.